Supongo que es uno de esos baldes rotos que uno siempre necesita para volcar un poco de su mente corrosiva -que tal vez solo le importe a pocos- y que es un poco de vos y un poco de aquellas personas que, como perseguidoras sombras constantes, aparecen cuando la luz impacta nuestra figura, y las otras - mis preferidas - las que acompañan nuestra oscuridad con un café en la mano derecha y tu cabello en la izquierda. (tan sólo catarsis)
sábado, 20 de septiembre de 2014
BENJAMIN THEMIFORZS: Capítulo tres; Agua, Tierra, Fuego, Aire.
Tengo una espada de color azul en la mano derecha y corro hacia una
persona que no reconozco, tiene ojos verdes llamativos y su rostro
denota miedo, me odio a mi mismo para, acto seguido, detener mi carrera:
''Lo... lo lamento yo... yo no quería...'' digo y lanzo mi arma lejos;
el joven de los ojos verdes muestra su arco y flecha escondido detrás
suyo y me dispara en el pecho, despierto en mi cama agitado. Falta poco
para la hora de despertar así que me preparo. La camisa de mi padre
vuelve a estar seca luego de haberla lavado antes de dormir, me vuelvo a
vestir con ella, un pantalón negro y zapatos artesanales hechos por mi
madre en su trabajo. Escucho ruidos en la planta de abajo, debe ser mi
madre preparando el desayuno. Bajo las escaleras trotando deprisa,
extiendo mis manos y la abrazo con vigor. - Siéntate, te serviré café y
ahí tienes pan caliente recién hecho. Hoy me levanté más temprano, debes
alimentarte bien hijo -. me dice ocultando una gran intranquilidad. Le
agradezco y me zampo el café y un trozo de pan. No es tarde pero quiero
estar ahí un poco antes así que decido salir, tomo mi abrigo y la abrazo
una vez más. - Tengo algo para ti. -. Va hasta su habitación, la sigo y
veo como de debajo de su almohada saca una trenza de hilo negro y rojo
tejida y larga. - Es para ti. - Continúa. - Era de tu padre antes de
transformarse en un Hércules, llévala con honor, y como recordatorio. -.
Quiero preguntar que se supone que tengo que recordar, pueden ser
muchas cosas, pero no lo hago y solo memorizo cada instante en mi mente.
Aunque siempre haya sido amorosa y atenta jamás me había tratado como
un hombre. Me toma el brazo para atarme la trenza pero la aparto con
delicadeza, la tomo, y me la ato en mi frente. Sonríe y dejo escapar una
oración simple pero concisa: ''Estaré bien, pasé lo que pase, lo
prometo''. Corro hasta mi habitación y me lanzo a toda velocidad hacia
la soga, cayendo como un peso muerto mientras me deslizo por ella. Está
claro que llevar mi bicicleta no es buena idea así que decido ir a pie.
No hace tanto frío como ayer, pero está fresco, aunque el sol que
aparece de vez en cuando entre las nubes hace que no se sienta tanto.
Estoy a punto de llegar y me tiemblan las manos, podría ser por miedo
pero no estoy experimentando esa emoción, no podría de definir que lo
produce con claridad. Suena el clorión, un instrumento de viento
hecho de madera creado en el Bosque, tiene un sonido agudo muy fuerte,
como el grito de una mujer -jamás me ha gustado-. ''Es el llamado'',
exclamo en voz alta y veo como varios chicos atrás mio corren hasta el
circulo con el dibujo del árbol de la vida en el centro de la
ciudad. Los sigo, dos de ellos son de mi clase, Albert y Edison, apenas
me hablo con ellos y con su grupo de bárbaros. Cuando llego al círculo
están todos separados ya en grupos pero no veo a los jinetes. Me
posiciono en el mío, está claro que faltan algunos. Mis dos compañeros
de clase están detrás mio y se ríen burlándose de alguien, me alegraría
mucho que alguna prueba sea lanzamiento de dagas y que ellos estén como
blancos. Aparto mis pensamientos homicidas y extiendo mis brazos
agitándolos en el aire cuando veo a Marco y a Sebastián junto a Nube y
Alma del otro lado. Corren hacia mi y -luego de cálidos saludos- nos
deseamos suerte. - ¿dónde haz estado ayer Alma? -. suelto sin más. -
Necesitaba tiempo a solas, ya sabes, cosas de chicas -. Contesta
esbozando una sonrisa tenue. Marco me abraza de atrás y exclama,
directo: Hora de irse a su grupo muchachas, ¡empieza la acción! -.
-Espero que no... -. Comenta Nube entre dientes y se alejan. Mis dos
amigos y yo estamos en nuestros lugares. Faltan unos minutos para la
llegada de los jinetes así que tomamos nota de nuestro al rededor. Como
ayer hay 6 grupos, tres de hombre y tres de mujeres, separados por la
edad de 16, 17 y 18 años respectivamente. Está repleto de personas por
fuera de la circunferencia, es curioso como en años anteriores lo que
resultaba una fiesta ahora parece ser una preocupación. Mis pensamientos
se nublan al volver a sonar el clorión y me pongo firme junto a
los demás. Se escuchan trotes desde lejos, aparecen los jinetes
encabezado por Hector, o como me gusta llamarlo, el gato. Sus rostros
parecen duros a diferencia de ayer, eso hace que se me pongan los pelos
de punta. Cuando creía que estaba a punto de hablar el jefe de los
jinetes se escucha una voz mucha más grave que la de éste. - Bienvenidos
al primer día de elección. Mi nombre es Sigmun Alarden. No necesitan
saber nada más de mi más que no perdonaré la cobardía, la indulgencia,
la estupidez y soberbia. Ahora, como primera regla, los grupos por
edades se mezclarán entre sí. ¡Vamos, vamos, vamos! Ahora, formen dos
grupos de cada genero -. Éste hombre me da miedo, aunque no sé si es por
su voz potente y grave, por su ancha espalda o por su horrible barba
recortada. Me muevo de aquí para allá sin saber a donde ir, así que
luego de unos momentos parado me dirijo hacia el de la derecha. Veo
hacia atrás, Marco sigue en mi grupo al igual que Sebastián, con la
diferencia que el primero sonríe y el otro mira disimuladamente el
suelo. - Bien... ahora es mi turno -. Prosigue un Hércules más joven que
los otros dos -el que parece desarmado-, de cabello castaño oscuro
-alborotado-, ojos miel y una voz peculiar que no encaja con el resto de
sus compañeros, es suave y melodiosa, incluso transmite tranquilidad al
hablar.- Mi nombre es Astral, y soy un Hércules hechicero. -.
¿hechicero? el único Hércules hechicero que conocí fue mi abuelo, y
apenas lo veo. Una sensación extraña sube desde mis pies hasta mi pecho,
y me hace sonreír. Lo escucho atentamente. - Las cuatro primeras etapas
de las elecciones constan de habilidad, y las ultimas dos no tengo
permitido especificarselas, pero tranquilos, no hay de que preocuparse.
-. Cuatro grupos, dos femeninos, dos masculinos, todos mezclados por
edad. Interesante, aunque la verdad no se nota demasiado la diferencia. -
El grupo izquierdo de mujeres, se llamará Aire, el de la derecha... Fuego. Grupo de hombres, el de mi derecha será Tierra, el de mi izquierda, Agua.
-. Bueno, no creo que cambien mucho las cosas los nombres de cada
grupo, solo es para diferenciarnos, aunque la idea me gusta. Grupo
Agua... no está mal. Escucho gruñir detrás mio a Marco, quien quería ser
fuego, me río por lo bajo. Astral continua, y ésta vez concluye. -
Queremos unas elecciones limpias, con honor y valentía. Den lo mejor de
ustedes, y se los recompensaremos. Cada grupo será dirigido por dos de
nosotros. Los dos que quedan restantes se ocuparan de las ultimas dos
pruebas. Muchas gracias. -. Astral se acerca, ¡es nuestro! aunque no
puedo disfrutar demasiado, viene con él Sigmun... menuda suerte. Suena
por ultima vez el clorión, por fin hora de comenzar. La gente
vitorea y los grupos con nuestros respectivos Hércules somos dirigidos
cada uno a nuestra primer prueba. No sé que nos espera, pero hay algo
que no puedo negar, es la primera vez que me siento completamente vivo.
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