miércoles, 8 de octubre de 2014

BENJAMIN THEMIFORZS; Capítulo Doce, La quinta prueba

El circulo del bosque está repleto de gente que al acercarnos se abre camino para que podamos entrar y reunirnos con los otros grupos. Los Hércules de Fuego, Aire y Tierra están en un extremo, erguidos y esperándonos; al pasar veo como uno de ellos -de cabello largo y lacio, rubio- me mira extraño, como con reproche - Parece que le caes bien a Dorión, Ben - murmura cerca mio Astral con una sonrisa leve y se va a agrupar junto a Sigmun con sus compañeros. Parece que se lo ha tomado muy en serio lo de haber roto su conjuro de magia oscura, pero no tengo muy bien en claro el porque: lo más probable sea que lo haya dejado mal ante sus compañeros, hiriendo su ego, ya que dejó inactiva su prueba un simple joven del Bosque Índigo, sinceramente no me importa mucho lo que piensa, así que continúo con los demás. Nosotros por nuestro lado caminamos al centro del dibujo del árbol donde los otros esperan. Marco y yo corremos para abrazarnos con Nube y Alma, quienes se ven un poco cansadas, aunque no me preocupa porque nosotros estamos en las mismas condiciones. No podemos cruzar demasiadas palabras ya que desde arriba se escucha una voz ya conocida por demás, Hector en una plataforma de madera al lado del Hércules alto de tes negra -a decir verdad la piel más negra que he visto en mi vida, ya que en el Bosque Índigo no se acostumbra ver éste tipo de raza. La mayoría de nuestros habitantes tienen piel aceitunada de cabello castaño y ojos marrones o negros-. Su voz retumba en mi cabeza y los Hércules nos miran detenidamente, algunos con cara seria, otros sonriendo, astral con ternura. - Tanto Artur como yo hemos seguido su desempeño en cada prueba, por lo que sabemos perfectamente sus pros y sus contras, sus habilidades y sus carencias. Artur fue el encargado de preparar la quinta prueba, que se hará aquí mismo, en el círculo de la ciudad. Una vez finalizada y ya entrando el anochecer iremos a las entrañas del bosque a dar fin a las elecciones con la sexta prueba, dirigida por mí. Como ya saben éstas últimas dos serán un poco diferentes. Cuando suene el clorión dará comienzo. - Luego, Hector entra a la cabaña y Artur baja deslizándose velozmente por una de las cuerdas colgantes que hay en todos los árboles. Al verlo parado cerca puedo observarlo bien y me pregunto el porque no me llamó la atención antes, tiene una espalda amplia y los brazos musculosos descubiertos a pesar del frío. Su rostro en cálido y sereno, su mirada bondadosa. - Bien, jóvenes del Bosque índigo, la prueba dará comienzo en instantes. Les pido que cada uno de ustedes se ubique en cualquiera de los puntos marcados en diferentes partes del extremo del círculo, no hay diferencias entre ellos, así que no se preocupen. - al acercarme es un pequeño circulo rojo dibujado en el suelo y me paro dentro, Artur nos pide que nos sentemos cruzados de piernas dentro de éste. Toco con mi dedo índice el material con el cual se dibujó la marca roja y es una especie de tiza pero más arenosa, se parece un poco al color de las grandes rocas de Pedrana. Del público solo se oyen sutiles murmullos que apenas puedo entender e intento buscar a mi madre y a mi hermana entre los habitantes pero no logro divisarlas. Nube parece estar haciendo lo mismo que yo, buscando a su familia, no siendo así el caso de Marco quien está mirando un punto fijo preparado para el desafío, ni tampoco el de Alma que no deja de observar a los Hércules. Héctor sale al balcón y Astral y sus compañeros se ubican por fuera del círculo, dispersos. Puedo ver a Sigmun que tiene un rostro rígido como al principio de las pruebas, lo que me desconcierta, su personalidad es cambiante ¿Por qué actúa diferente delante de sus compañeros Hércules, no siendo así con Astral? Mi cuerpo se tensa de golpe y abro los ojos del susto, el sonido del clorión es algo que jamás me ha gustado ni del cual tampoco me voy a acostumbrar. Me siento más derecho y espero las indicaciones, repaso en mi mente la peculiar situación: sentados en medio de pequeños círculos rojos, separados por la misma distancia dentro de otro gran circulo; no tengo idea de que se trata ésta prueba.
 - Todos cierren los ojos e intenten concentrarse en mi voz. Eliminen todo pensamiento que tengan, solo escúchenme. Liberen tensiones de su cuerpo, pies, piernas, pelvis, dorso, brazos, manos, espalda, cuello, rostro y cabeza. Adéntrense en su mente más profunda, déjense llevar. - me siento liviano, tranquilo, y no escucho otra cosa que el viento surcando mi pelo y el sonido calmo que sale de su boca. - Respiren hondo... ¡Caigan! -.
 No puedo abrir los ojos por más que lo intente, solo siento una luz en mi rostro fuerte y que luego se apaga. Estoy cayendo, mi cuerpo está pesado como una roca. - Ahora - concluye Artur y me detengo. Puedo ver a todos los otros chicos, estamos en un prado muy hermoso, lleno de flores y mariposas que revolotean por todas partes. El sol impacta sobre nosotros y no siento más frío, sino un calor que me reconforta hasta lo más profundo. Nos acercamos lentamente, nos cuesta caminar aquí. Seguimos sintiéndonos livianos, ligeros, como una pluma en un brisa. Nuestros cuerpos se mueven con gracia y soltura, me acerco levitando hasta Marco y Kan, que me miran sorprendidos - ¿Que se supone que es ésto, Ben? - me dice Marco - No lo sé amigo, pero ésto no se siente como en la realidad, aquí puedo sentir todas las energías con mucha más fuerza. -. Todos los jóvenes se reúnen con nosotros con dificultad, Helena me mira como si me quisiera decir algo pero se da vuelta rápido cuando se escucha un trueno en el cielo. El firmamento de pronto se vuelve gris, se hace de noche y empieza a hacer frío. Otra vez esa sensación extraña en mi nuca, me siento incomodo, por favor otra vez magia oscura no. Veo como se escuchan trotes a lo lejos que vienen hacia acá; me empujo hacia arriba con la ayuda del suelo y me elevo varios metros, girando mi cabeza a todas partes buscando, cuando veo algo que me deja sin respiración: animales extraños y oscuros se acercan a toda prisa hacia nosotros. - ¡Vienen hacia aquí, tenemos que movernos! - Todos lo intentamos, pero tardamos demasiado en hacer solo unos pasos. Si algo está claro es que no podemos escapar. Corus empieza a hablar: - Chicos, he oído sobre ésto en uno de los libros de mi padre. Hay un estado de consciencia alterado en el cual la mente y el espíritu se hacen uno y se manifiestan de un modo diferentes al estado físico, en el cual el espíritu queda, lamentablemente, en un segundo plano. - nos explica - Entonces... nada nos puede lastimar aquí ¿no? digo, si solo somos mente y espíritu no podemos sentir dolor. - dice Helena, - Temo decir que eso no es cierto. - empieza a hablar Nube con preocupación - Corus está en lo cierto, estamos en el plano espiritual, pero eso no significa que estemos a salvo. - dice y se dejan de oír a los entes que se acercaban. Luego de unos segundos en silencio prosigue - En éste lugar nuestra alma está más expuesta que lo habitual a vibraciones más bajas, las entidades...
- Oscuras - completa la frase Helena mirando el suelo, - Exacto. Los escucho pero estoy más pendiente a el alrededor, intentando distinguir si lo que siento es un mal presentimiento o simple miedo. - ¿y entonces que hacemos? ¿para que estamos aquí? - pregunta Marco. La pregunta se queda en el aire, ya que nadie responde. Nube levanta sus hombros al igual que Corus. Intento hacer un poco de magia de luz en mi mano derecha pero siquiera siento el calor en ella, luego lo hago con un hechizo de fuego y tampoco ocurre nada.
El suelo empieza a abrirse, y lo que empezó siendo un pequeño temblor ahora es un terremoto impresionante, que no nos deja manteneros en pie, y que por alguna razón nos hace más pesados, tanto como si estuviéramos en un cuerpo físico. Luego todo se derrumba y empezamos a caer en la nada de nuevo; mientras lo hacemos Helena me toma del hombro, y cuando pienso que lo hace por miedo miro su rostro y está claro que en realidad es para tratar de tranquilizar la expresión de mi rostro.

 Veo agua, a lo lejos, segundos después el silencio: estamos en las profundidades del océano, no tuvimos tiempo de contener la respiración ya que todo ha ocurrido muy deprisa ¡Necesitamos respirar! Estamos haciendo gestos y lanzamos movimientos bruscos dentro del agua para empujarla y llegar más rápido a la superficie pero estamos muy lejos, estoy a punto de llenar mis pulmones de agua cuando veo a Nube agitando sus brazos. Intento leer sus labios: ''¡Respira, Respira!'' ¿Respira? ¿En serio? Lo hago. Todos lo hacemos. Claro, nos ahogaríamos en un cuerpo físico pero ahora somos solo mente y espíritu, nadie lo ha pensado por culpa de la desesperación de la situación. Mi corazón se detiene de golpe. Burbujas, burbujas ficticias salen de la boca de Nube cuando es arrastrada por un pulpo negro de ojos violentas, gigantesco. Marco va detrás de él como un disparo de flecha, jamás nadie podría haber nadado así en la realidad. Al golpear a monstruo marino la suelta y se aleja disparando tinta y dejándonos en una penumbra oscura y densa. Estoy en medio de oscuridad y no oigo nada más que movimientos acuáticos por mis alrededores, tengo miedo, no puedo negarlo ¿como ha podido Marco ir a esa velocidad si al principio apenas podíamos desplazarnos caminando y menos nadando? Algo toca mi pie y grito en silencio. Empiezo a nadar hacia arriba torpemente cuando otra cosa vuelve a hacerlo y luego, algo me enreda la pierda derecha y me arrastra hacia abajo.. Es una especie de calamar de mi altura pero azul oscuro y de ojos amarillentos: ''Estos entes me recuerdan... a las sombras de la prueba en Pedrana''. La magia oscura puede liberar entes oscuros del plano espiritual al exterior, por lo que éstos deberían resultar afectados por lo mismo que en el plano físico: Luz. De nuevo intento hacer aunque sea una chispa de magia blanca y no lo logro, no siendo quanar en mi cuerpo empírico. El calamar despliega sus tentáculos hacia los costados y veo una boca picuda que se abre y se cierra rápido, mientra el empieza a acércame a ella, algo está claro ¡Intenta comerme!. Empiezo a golpear sus extremidades con fuerza reducida por el freno que produce el agua, pero ni se inmuta. Estoy a pocos centímetros de su boca, va a morderme, pero cuando está a punto de pasar algo viene desde arriba: Es Helena que con un golpe certero en su horrible y gigantesco ojo lo debilita, me suelta y sale a toda velocidad. Quiero preguntarle como ha hecho eso, como ha logrado moverse así, pero no puedo siquiera agradecerle, si intento hablar solo salen burbujas de nuestras bocas. ''Aire''... ''Sonidos''... ''Agua''... ''Respirar''... ¿Si no existe el aire ni el agua en éste plano -o por lo menos no son como en el físico-, entonces podré comunicarme sin emitir sonido? La miro fijamente a los ojos y ella lo hace colocando una expresión de curiosidad por la extraña cara que debo estar poniendo: - ¡Helena! ¿Puedes oírme? - pienso tratando de que el mensaje sea escuchado. Abre grande los ojos y la boca ¡Puede escucharme! - Ben ¿me escuchas? Ésto es extraño. Tenemos que buscar la forma de salir de aquí. Tiene que haber una salida, o algo que tengamos que hacer para que concluya la prueba - asiento con la cabeza, y cuando estamos apunto de movernos le suelto: - Muchas gracias por ayudarme. Por cierto ¿como haz hecho eso? - le pregunto - Solo lo hice, tenía que ayudarte. -. Tenia que ayudar..., suena en mi mente una y otra vez, ¡Solo tengo que quererlo!
 Subo a toda velocidad y salgo al exterior volando varios metros. Una vez arriba puedo ver como Helena sale sonriente y miramos hacia abajo. - ¡Tenemos que avisarle a los demás! - Me comunica sin mover la boca, y volvemos a zambullirnos en éste océano espiritual. Helena mueve sus manos y hace que toda la tinta se vaya, lo que la hace sonreír al entender como funcionan las cosas en éste plano. Ahora con mayor visibilidad vemos a Elvira y a Fedra en un extremo, intentando subir al exterior, las localizamos primero por sus cabelleras rubias platinadas. Mucho más a la derecha está Sarah con Alma luchando con un cardumen que las está envolviendo. - Voy a ayudarlas, tu ayuda a los demás Ben. - me dice. No veo a nadie, ¿Donde está Nube y Marco, y todos los otros chicos? ¡Veo a Ulises! Está siendo llevado por el calamar, que antes me había atacado, hacia las profundidades. Golpeo al ente oscuro y Ulises me toma de la mano. - ¡Sacame de aquí! - me dice mentalmente sin darse cuenta. Lo llevo arriba y le explico que podemos comunicarnos y movernos mejor, que podemos controlar el espacio aquí. Luego lo principal - ¿Ulises, donde están los demás? - le digo preocupado. Con la luz del sol se ve muy palido, tiene los labios morados ¿por qué parece que nuestros cuerpos se ven afectados en éste plano? - Ben, Dorni y Tai han sido devorados por un pez gigante de alejas amarillas. Pude escapar gracias a Nube que me apartó de él, se movía como tu, a gran velocidad. Luego ella y los demás fueron atrapados por el pulpo y llevados a la profundidad dentro de un barco hundido. Tenemos que ayudarlos. - dice y le pido que me guíe justo cuando llegan las chicas con Helena a la cabeza. - Un ente oscuro se ha llevado a los demás a la profundidad. Necesitamos tu ayuda. - ella mira a las demás, Alma está conteniendo a Sarah que no deja de llorar - Quedense aquí, si no volvemos pronto busquen la forma de salir de aquí y despertar. ¿entendido? - les dice Helena y ellas mueven la cabeza como respuesta. - No pienso quedarme con los brazos cruzados, ¡Quiero ayudarlos! Ahí también están mis amigos - dice Alma - Lo sé, pero ahora tienes que quedarte con ellas y protegerlas hasta que volvamos. Mírame a los ojos, es una prueba, tranquila. De cualquier forma prometo traerlos a salvo. Confía en mi. ¿cuando he roto una promesa? - Ahora sí, luego de un suspiro - Bien. Vuelvan pronto y tengan cuidado -.
 Estamos bajando como veloces peces cortando el agua con nuestros ligeros cuerpos. Al ver el barco me da escalofríos, es sumamente grande, oxidado y viejo. Entramos en un hueco gigante y ahí está el ente oscuro con forma de pulpo: sus ojos -ahora rojos como la sangre- se fijan en nosotros. En cada uno de sus tentáculos tiene a uno, Marco, Albert, Jack, Julian, Corus, Kan, Miguels y Nube. No puedo observar éste espectáculo, y aprovecho que no tiene una extremidades libre para ir directo a su cabeza y golpear con todas mis fuerzas, pero no funciona. Con un tentáculo -el que sostiene a Nube- me golpea y vuelvo varios metros atrás hasta chocar con una de las paredes de Barco, quebrandolo un poco, y haciendo que caigan partículas desde arriba: ahora tengo algo claro, el barco puede caer en cualquier momento. Ulises está quieto como una roca, no sabiendo que hacer al igual que Helena y yo ¿como puedo ayudarlos? - ¡Benjamín, tenemos que hacer al...- las palabras que llegaban mentalmente a mí desde Helena se cortaron de golpe, el pulpo se ha tragado a Miguels, a Kan y a Jack de un bocado y al mismo tiempo - ¡No! - grito pero solo salen burbujas de mi boca, nado a toda velocidad hacia él, y cuando me quiero dar cuenta estoy iluminado por una blanca luz, que hace que -luego de volver a golpear al pulpo- éste se aleje sin soltar a los demás hacia arriba. Siento calor en todo el cuerpo, como si estuviera hecho de quanar, vuelvo a golpearlo y ésta vez lanzandolo al techo lo que lo hace soltar a los demás y quedarse estático, agitándose. Voy por Nube y Marco, los tomo de los brazos y veo como Ulises lo hace con Julian y Corus, y Helena con Albert. Salimos a toda velocidad del lugar ya que empieza a derrumbarse, si estamos dentro un poco más se termina nuestra prueba, pero cuando creo que ya estar a salvo un tentáculo me toma desde adentro y me arrastra, soltando a mis amigos para no llevarlos conmigo. - ¡Ben! - me grita Helena y Nube mentalmente, los demás solo gesticulan. Estoy dentro y lo último que veo es sus expresiones congeladas, un segundo después todo es oscuro y me aplasta todo el peso del barco.

viernes, 3 de octubre de 2014

BENJAMIN THEMIFORZS; Capítulo once, La cuarta prueba

- ¿Animales? ¡Claro! - dice Kan, Albert parece reírse por lo bajo de la expresión que puso, lo miro con desprecio y él -patéticamente, debo decir- cambia de rostro rotundamente. Frutas, sogas... entiendo que muchos de los objetos que hay aquí puedan tener que ver con animales pero ¿para que quiero escudos? Algo viene a mi mente pero lo ignoro por completo, no creo que nos pongan en semejante peligro, incluso la prueba de las bestias del Oeste fue controlada, estoy seguro que unos segundos más de la serpiente apretando el cuerpo de Julián y Astral pulverizaba al monstruo marino con unos de sus hechizos, por lo que no creo que nos pongan en peligro en ésta tampoco.
 Bien, no hay reglas en cuanto a que cosas llevar, ni que cantidad, por lo que me tomo un momento para meditarlo mientras observo como los demás se quedan mirando que tomar excepto Marco y Albert que ya empiezan a hacerlo, pasionales y poco racionales como siempre. Soy el tercero en agarrar mis objetos y justo cuando voy a por el escudo Sigmun entra de nuevo a la tienda: - Olvidamos comentarles de una regla específica de ésta prueba, son solo dos los objetos que pueden tomar. Y recuerden que la prueba empezará cuando todos hayan tomado el objeto que hay fuera. - termina de decirlo y se va como un rayo con su caballo oscuro. Los que tomamos objetos los dejamos nuevamente para ahora sí pensar bien nuestra decisión. Veo varas largas pero sin el rectángulo de cuero en su punta, parece resistente y tiene la longitud de la lanza que tenía Kan a sus espaldas en la primer prueba, pero es de madera sin nada especial. Hay otras cosas que no tengo idea de como y porque utilizarlas. Todos tomaron sus objetos exceptuando yo, así que salen y todavía no he recogido nada. Me acerco a observarlo todo, no puedo retrasar el desafío así que lo hago rápido; segundos después de amarrar una soga tejida de excelente calidad a mi hombro observo que algo brilla detrás de uno de los canastos de frutas, hay diez de ellos y son pequeños, dorados. En mis manos no mide más que uno de mis dedos y tiene su mismo ancho, al examinarlo veo que tiene una abertura y me doy cuenta que es un silbato, ninguno los notó. - ¡Vamos Benjamín, la prueba está por empezar! - grita Marco desde afuera. Al salir corriendo veo como todos menos él y yo tienen escudos, luego examino el terreno: muy a lo lejos sobre sus corceles están nuestros Hércules observándonos. Escucho el ruido que nos ha despertado hoy temprano y me tapo los oídos de lo molesto, para que en unos momentos nos percatemos de algo curioso; hay diez arbustos que se están abriendo en diferentes lugares de la zona, dentro de cada uno de ellos hay un objeto que no logro ver por la lejanía. Todos nos acercamos al más cercano, es un huevo de unos cincuenta centímetros de color verde musgo, nada especial, aunque nos detenemos en una nota que tomo -a un costado- y empiezo a leer:

''Hay diez huevos que representan a diez animales diferentes. La prueba será satisfactoria cuando logren estrechar un lazo con éstos, calmarlos y -el más importante- montarlos, en cualquier orden. Al mismo tiempo es importante advertirles que la dificultad depende del animal que hayan escogido, por lo que está librado completamente al azar. Les deseamos buena suertes. Tar y Uriel''.

- No parece muy complicado. - concluyo, aunque no me miran muy convencidos. - Voy a quedarme con éste - dice Marco. Los demás caminamos en direcciones diferentes pero desde aquí puede ver la sonrisa de Corus a quien ésta prueba le calza perfecta por su devoción hacia los animales, y seguramente al mismo tiempo, por su conocimiento acerca de ellos. Veo uno rojo intenso a mi derecha y corro hasta él, tiene escamas en su exterior, largas y duras al tacto. Al tenerlo en mi pecho lo siento caliente, como una roca bajo el sol, y me pregunto que será. Una vez más el sonido horripilante y mi huevo se empieza a mover, primero de a poco para después descontrolarse. Al abrirse tarda solo unos segundos en empezar a caminar, y menos en crecer dejando de lado esas pequeñas alas para abrirlas de forma gloriosa: es un caballo en primera instancia, aunque rojo brillante, crin colorada repleta de cenizas calientes y alas gigantes aclarando hacia las puntas. Siquiera me mira, no parece muy peligroso pero si vanidoso. Camina hacia la derecha y me coloco frente a él. - ¡Detente! - pero él ni se inmuta y camina para otra dirección. - ¡ya basta! - digo y empieza a trotar con fuerza. Lo estoy corriendo y no sé como detenerlo así que saco mi silbato y lo toco con potencia. El caballo relincha al igual que los animales de mis compañeros que no he podido examinar aún, se detiene de golpe y su crin empieza a arder en llamas. Creo que he llamado su atención pero más de lo requerido: estoy corriendo y me persigue, de pronto dejo de escuchar sus trotes ¿ha parado? mis pensamientos se bloquean cuando me toma de mi chaleco desde atrás con su hocico y me levanta por los aires. Estoy lo suficientemente lejos como para morir al caer y me digo interiormente ''Astral no permitirá que te suceda nada'', eso espero. - ¡Suéltame! - grito reiteradas veces casi quedándome sin voz. Tengo que hacer algo, atacarlo no es buena idea entendiendo que el potro puede simplemente soltarme para que mi prueba termine, tengo que serenarme. Tendría que estar tiritando de frío en éstas alturas en invierno, pero no lo hago, el calor del animal no solo no quema si no que es reconfortante... si tan solo pudiera llegar a su lomo...; ''La soga'', todavía la tengo colgada en mi brazo, es complicado y peligroso intentar enlazarlo desde aquí, pero puedo intentarlo. Hago un nudo básico en el aire y le doy vueltas lanzándolo hacia arriba sin éxito alguno, así que me balanceo de un lado a otro y por fin acierto enredando su cabeza en mi soga, soltándome a varios metros y yo amarrándome a ésta más abajo de su caliente ser. Empiezo a trepar lentamente, no hay hechizo que pueda ayudarme para ésto, ni siquiera puedo hacer uno de aire a éstas alturas para acender ya que al no controlarlo bien podría complicar las cosas y terminar cayendo, o enfureciendo más al animal e intente atacarme. Cuando llego a su cabeza me mira con uno de sus ojos laterales y lo veo desafiante, trato de no fijar mi mirada por lo que me limito a concentrarme en mi fuerza y dar el ultimo impulso para subirme a su lomo y lo hago: tomo la soga y tiro de ella, increíblemente el fuego de su crin no la quema, y yo me alejo lo suficiente como para que no lo haga conmigo. Empieza a intentar darme golpes con su cráneo lanzando cabezazos hacia atrás, empezando a relinchar tan fuerte que seguramente se habrá escuchado hasta el bosque. Empieza a girar en el aire y a caer en picada. ¡Esto no lo había planeado! Estoy a metros del suelo, por más que tire del caballo nada lo detiene, he hecho las cosas mal: Astral aparece junto a mí de la nada y estamos cayendo juntos, me abraza y desaparecemos para reintegrarnos con Sigmun y sus corceles. Puedo ver como el caballo cae como una de las bolas de fuego de la primer prueba y se estrella de lleno contra el suelo, desapareciendo entre cenizas y chispas. Mi corazón parece estar a punto de estallar, estaba a punto de morir. Tenia razón no iban a dejar que nos lastimen, pero no puedo negar que mi orgullo ha sido herido. - Gracias Astral. - Le digo aunque sé que es su obligación, él mueve su cabeza y sonríe para que luego Sigmun diga algo que no me esperaba: - Tranquilo, apenas me llevo bien con Noche, imagínate con un Pegaso de Fuego. - dice mientras acaricia su caballo y rápidamente vuelve a ver a mis compañeros. Sonrío con amargura, mi prueba ha sido un desastre, solo espero que tengan mejor suerte los demás, así que me siento en el césped y observo como les va (no se han ni percatado de lo que ha sucedido conmigo ya que estaba muy alejado de ellos): Marco está acariciando a una especie de Jirafa pero sin el cuello largo, lo que me da un poco de gracia. Le está dando un alimento rojo, supongo que una manzana, y ésta friega su cabeza contra su brazo, si algo está claro es que le está yendo mejor que a mi y me alegro mucho por él; Albert está corriendo perseguido por una especie de perro gris tan grande como un oso; Jack está muy alejado y no puedo verlo, pero se mantiene quieto al lado de algo delgado y moreno, así que no creo que le esté yendo mal; Julian está protegiéndose con su escudo de un caballo blanco de alas triangulares, similares a dos trozos de vidrio, que de vez en cuando le lanza una rayo blanco que al esquivarlo e impactar en el terreno lo congela -por lo que su escudo a éstas alturas es un trozo de hielo-; Kan me sorprende al verlo estar montado arriba de un especie de castor peludo de patas muy grandes, simpático parece dar saltos alegres junto a él; por último Corus me deja boquiabierto, le ha tocado una bestia de grandes dientes y un cuerno muy largo justo en su frente, es de color azul oscuro y tiene alas muy brillantes. Me sorprende el hecho de que está sobre él, volando utilizando una soga agarrada a la bestia como riendas -justo como esperaba hacer yo con mi animal-. - ¡Les queda poco tiempo! - grita Sigmun sin dejar de observarlos a cada uno. Unos minutos más tarde Astral grita que se acerquen montados a sus animales quienes han podido. La pequeña jirafa de cuello corto llega primero junto a Marco en su lomo quien la acaricia con ternura, segundo lo hace Kan con su castor gigante, tercero llega Jack con un felino muy alargado, el cual me da un poco de miedo, y por ultimo baja desde el cielo Corus con su dragón de alas brillantes. Albert y Julian no han podido tampoco asi que vienen a paso desganado. - Muy bien - susurra Astral y sonríe un poco. - Despídanse de sus nuevos amigos - advierte Sigmun, para que luego todos desaparezcan en haces de luz.

 Ahora debemos volver a la ciudad según nos comentan nuestros Hércules así que empezamos con la caminata. A ésta alturas ya los cuatro grupos hemos terminados las cuatro primeras pruebas. Recuerdo que nos han dicho que luego de las primeras cuatro iban a haber otras dos las cuales iban a ser un poco diferentes ya que estaban organizadas por los dos Hércules restantes de los ocho que fueron distribuidos en los cuatro grupos, por lo que uno de ellos es Hector Benig, el de los ojos de gato. - Chicos, los felicito, les ha ido muy bien por lo que ví - les digo a Kan y a Marco luego de salir de mis pensamientos, y ellos sonríen y me lo agradecen. - Ben, ¿Que animal te ha tocado? cuando quise buscarte ya no estabas y te divise a lo lejos junto a los Hércules y sin tu animal - suelta Marco interesado - Según Sigmun me ha tocado un pegaso de fuego - digo levantando los hombros, Corus que estaba escuchando nuestra conversación se acerca con los ojos gigantescos mirando mis brazos y mi rostro - ¡¿Un pegaso de fuego?! son sumamente peligrosos, ahora entiendo el porque de tu fallo, esos animales son casi imposibles de adiestrar y montar. En el caso de los pegasos del polo, el que le tocó a Julian, también son muy peligrosos pero mucho más flexibles que el tuyo. Me alegra que estés bien -. Se veía realmente peligroso pero no sabía que tanto, está claro que sabe mucho de bestias y animales así que lo escucho detenidamente absorbiendo su conocimiento, de cualquier forma he sido un desastre en ésta prueba pero estoy feliz por ellos, y a decir verdad ya había destacado en las tres anteriores, así que no debo preocuparme demasiado, espero.
 Estamos a un poco menos de un kilómetro del circulo del árbol de la vida en el centro del bosque índigo, veo que empiezan a aparecer cabañas arriba de los árboles y que -curiosos- sus ocupantes se asoman para vernos. Veo a un niño saludar y como astral sonríe por ello, alzando sus manos, haciendo unos movimientos y creando un ave blanca luminosa que vuela directo hacia él; éste pone su mano en el aire y el ave blanca se posa en su dedo, segundos después desaparece en chispas de luz. Es una magia realmente hermosa, está hecha de luz y se necesita gran conocimiento para crear magia blanca con formas específicas, por lo que lo miro y solo pienso en una cosa ''Me encantaría ser tan bueno como él algún día''.