domingo, 5 de junio de 2016

Musa de mármol y trepadoras (Diario, página 6)

Uno se autoconoce a diario, todos los días. Se autoconoce cuando le pasan cosas nuevas, cuando sienten cosas nuevas, cuando conocen gente nueva. ¿Que es este sentimiento que se revuelve en mis entrañas como un hombrecito despertando de apoco? Más abajo remarqué lo importante que era la poesía en mi vida, la magia en mis días, pero la pregunta es: ¿A que costo?
 Pienso con imágenes, muchas veces no puedo poner en palabras algo entonces simplemente doy la metáfora de éso mismo, por eso es que ahora mismo me limitaré a decir lo que siento en una cinemática y luego argumentarlo; 
  Campo de rosas espinosas con un aroma dulce y cautivador que resulta hipnótico. A lo lejos del camino hay un templo donde nacen las semillas (que esparce luego el viento) pero apenas consigo verlo bien, de vez en cuando la niebla que cubre todo el lugar se disipa -como si me tuviera compasión- para que investigue un poco. Sigo aunque a veces me duela. Hay momentos en los que fuertes vientos del pasado azotan y, frustrante (realmente frustrante), me llenan de ganas de quedarme sentado y concentrarme en el cielo. Sigo. Sigo porque hay algo a lo que cuidar y dentro está algo que busco, algo que no estoy seguro que es pero sé que lo necesito (me necesita) para funcionar. 
 Y así funciono, con imágenes que a veces siquiera puedo describir y cuando lo logro, que es en el mayor número de los casos, me rehúso a explicarlas. Me gusta tanto esa fragancia que sigo a pesar de todo y aunque las espinas se hacen más gruesas al avanzar... de alguna forma mi calor corporal hacen que sedan un poco y alivian. 
 Eso piensa una parte de mi, mientras la otra, la que comparte la poesía con ésta pero no es tan frágil ni emocional, está enceguecida con que no es buena idea, me pide que corra entre las plantas y me lance muy profundo en el primer río que encuentre, que si bien no es de mi gusto por el frío, éste calmaría mis heridas y me volvería a dar, sin sus ataduras, la libertad que acostumbro. 
 Sigo. Uno puede seguir un camino sin tener objetivos fijos ¿saben? pero no pueden tener objetivos sin andar, porque entonces estás mas perdido que en el medio del mas frondoso bosque. Yo sigo un aroma, una intuición, un misterio; ¿pero que si eso que uno sigue se va escapando entre lobos y dibujos coloridos? Es tan tarde y es tan lindo el planteo que resurge en mi mente, y es tan lindo la imposibilidad. Podría desaparecer de tu vida mañana, impulsivo como soy, en un instante: juro que en un instante. Pero también podría hacer de instantes un pasado que como fantasma pueda volver a vos cuando un alma ornamentada quiera curarte. 
 Soy intenso, vivo con sentimientos que explotan, vuelan, se agradan y escapan, eso nunca va a cambiar. Necesito información, que me estrelles en los ojos una tarro de tinta si lo necesitás, o me dibujes en la piel lo que sentís o pensás, ¿Y si escribís un manual?, no tan solo esperar que... la lluvia cese. 
 Podrás transformar mi día a día en espera, y tu tiempo en poesía. Podrás golpearme con desinterés o contarme mil historias de amor que aún te hacen latir fuerte el corazón. Podrás hacerme helar, o encenderme: pero pase lo que pase, desaparezca antes de caer, agradezco que al momento me hayas ayudado a volver a examinar una emoción, agradezco que me hayas ayudado a volver a sentir.

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