domingo, 9 de abril de 2017

Brillantina (Diario, página 16)

 No quiero ser como ellos.
Hay tanta hipocresía en la juventud, me cuesta muchísimo divisar personas reales detrás de tanta brillantina esparcida por sus ojeras. Oigo como detrás de sus palabras hay voces que piden otra oportunidad para salir a la luz, avergonzadas y con una autoestima bastante golpeada. No quiero ser parte de un fragmento de masa que está obsesionada con ser diferente, no quiero. Estoy diciendo algo que es más que obvio, -no soy ningún visionario- pero como observador me siento obligado a mencionarlo: me genera algo de inquietud... ¿animadversión? 

 El ente que domina, que tiene como objetivo la aniquilación de lo personal -el alejamiento del yo real- se ha encargado en años y años de programación audiovisual la implantación de semillas, siguiendo de generación en generación. Éstas empeoran con el paso del tiempo y no estoy seguro si se puede detener el proceso.
 Lo perverso de la jugarreta del ''soy especial'' es que siguiendo patrones establecidos como la moda se terminan formando alter egos en los individuos, lo que obviamente como finalidad está la confusión del ser ¿quien soy, que hago acá? por lo tanto su equilibrio espiritual-corporal-mental es callado con el ego, que tiene que ser alimentado seguido o si no se genera la sensación de vacío.
 Cuando decidí seguir una vida relacionada al arte fue porque lo respiro. Amé y amo el arte en todas sus formas... sintiéndome lo más horrible del mundo, lo más bello, lo más invisible: mi sentir nunca cambió y éste nunca me aburrió. ''Quiero una vida llena de poesía, inhalar arte donde vaya, rodearme de gente vibrando como yo'', ahora es cuando exhalo. La moda y la superficialidad devoró -no en su totalidad pero en gran medida- la belleza de lo real y por eso fue que me hizo un poco al costado. No entraré en detalle ya que fueron muchas las veces que hablé sobre esto acá, pero... que aburrido. Por eso cada vez que los veo me generan temor y pena, temor porque no quiero volverme como ellos -batalla diaria-, pena porque detrás de esos personajes ridículos hay seres que podrían brillar con luz propia pero lo hacen con una inventada, robada, ficticia y frágil.  
 Después están los otros, los... ¿adoradores? son jóvenes con -que coincidencia- baja autoestima que siguen a personas y las ''admiran'' sin reales motivos ¿Por que tienen carisma, belleza, se visten bien, cantan relativamente correcto, se creen su personaje? solo viven a través de ellos, quisieran ser ellos, hacer lo que hacen, todo viéndolos desde su ventana, soñando convertirse en ellos, cuando los otros siquiera son (reales/sinceros). 
 Y luego están mis favoritos que son los del tercer grupo, la minoría. No les importa. A veces pienso que el que no te importe hace que te acerques más a tu yo. Ellos bailan cuando quieren, ríen cuando gustan, lloran si tienen ganas, son buenos o malos en lo que hacen, son inteligente o no tanto, se visten como tienen ganas y no siguiendo patrones, ellos son y punto. 
 Juro no haber pesando en Cortázar al escribir lo anterior, pero mi subconsciente ganó otra vez, al parecer estoy hablando de las esperanzas, las famas y los cronopios y me acabo de dar cuenta, solo lo llevé a un terrero contemporáneo. 
 Haré un mea culpa... creo que empecé siendo un cronopio, mi infancia así lo fue. La primaria me hizo una esperanza, hasta que la secundaria me transformó en fama. La vida de la juventud me sacó de eje por completo así que no me sentía tan suelto como un cronopio, llegó un punto que no quería siquiera triunfar como una fama, y hasta dejé de sentirme esperanzado por algo. ¿y si pasando por todos esos estados es que terminamos por encontrarnos? bueno... o al menos empezamos a descubrirnos realmente. Por ahora solo se que no quiero ser ellos. Quiero ser yo, pero más yo aún, buscarme tanto hasta que me pierda y sin darme cuenta sentir como debería, sin condicionamiento alguno. No soy especial, pero al menos no soy como ellos -al menos... por ahora-. 

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